Modelo conceptual entre bienestar y felicidad

The important thing is not to stop questioning (Albert Einstein).

01/11/2016. Introducción. Desde hace ya bastante tiempo vengo dándole vueltas a la posible relación existente entre el bienestar y la felicidad. Parece que hoy por fin encontré un momento para dar salida a esta entrada en el blog. Mucho se ha escrito sobre este asunto, desde literatura científica hasta textos de tradición espiritual. En mi caso, de entrada quiero dejar claro que todo esto no es más que una serie de ideas muy personales, más próximas a la opinión por tanto que a otra cosa, así que quien espere encontrar contenido de carácter científico, puede ir dejando la lectura por aquí desde ya :). Eso sí, todo es ampliamente discutible y ojalá que así sea.

Definiciones iniciales

Si bien ambos estados, felicidad y bienestar, son en ocasiones utilizados como sinónimos, en este caso me gustaría proponer que son diferentes aunque íntimamente ligados. Y es precisamente ahí donde está la gracia de esta entrada.

Para comenzar podemos definir el bienestar como una variable con múltiples entradas, como pueden ser:

calidad de las relaciones afectivas
lugar de nacimiento
estado de salud
época histórica en la que se desarrolla la vida
sexo
nivel de formación
salario
...

A medida que alguna de estas variables se vea modificada, el bienestar global se verá modificado en sentido positivo o negativo. Como ejemplo más inmediato, un incremento de sueldo generalmente se traduce en un aumento del bienestar, en tanto que tendríamos mayor posibilidad de hacer frente a deudas o disponemos de liquidez para gastar en aquello que más nos apetezca.

Para ver qué ocurre con la felicidad prefiero recurrir a ejemplos concretos. Imaginemos nuevamente el caso anterior en que alguien que llega justito a fin de mes recibe un incremento de sueldo. En ese momento su bienestar se vería incrementado y aparecería la emoción que llamamos felicidad. Feliz por el incremento de sueldo. Ahora bien, mientras que el bienestar relacionado al incremento de sueldo se consolida con el paso del tiempo, la felicidad en cambio va desapareciendo paulatinamente, hasta que llega un momento en que ya no hay sensación de felicidad vinculada a ese incremento de sueldo.

Podemos plantear un segundo ejemplo, éste en sentido negativo. Pongamos por caso que una persona sufre un gravísimo accidente de tráfico y queda tetrapléjico. La pérdida de bienestar sería más que notable, pues se verían afectadas muchas de las variables que planteábamos antes relacionadas con el bienestar: calidad en las relaciones afectivas, más que probable pérdida de empleo, reducción de su autonomía, etc. Esa pérdida en el bienestar se traduciría en una profunda sensación de infelicidad. Ahora bien, estudios realizados con personas en situaciones similares a ésta indican que con el paso del tiempo vuelven a recuperar un estado de felicidad similar al que tenían antes del accidente, a pesar de la marcada pérdida de bienestar.

Algo similar ocurriría con el fallecimiento de un ser querido. Esa pérdida indudablemente supone una caída en el bienestar de las personas que le rodean así como una sensación de infelicidad. Con el paso del tiempo y una vez se va superando el periodo de duelo, esa infelicidad iría desapareciendo, aunque el bienestar que generaba la presencia de la persona fallecida seguiría sin recuperarse.

El modelo

Pues bien, ya vamos anticipando que hay una cierta relación conceptual entre felicidad y bienestar, de manera tal que la sensación de felicidad o infelicidad se produce cuando hay un cambio significativo en el bienestar. Además, esa sensación de felicidad o infelicidad se iría mitigando con el paso del tiempo.

Matemáticamente esto lo podríamos expresar como:

donde representa la felicidad, el bienestar y es un coeficiente de amortiguamiento. El término de la derivada parcial del bienestar es el que da cuenta de cómo cambia el bienestar en el tiempo, que iría generando picos positivos o negativos de felicidad; el término con la exponencial recoge esa paulatina vuelta de la felicidad a sus valores originales. El coeficiente de amortiguamiento indica la rapidez con que la felicidad vuelve a su valor anterior al cambio de bienestar, con lo que es variable en función del evento particular que ocasionó ese cambio en el bienestar.

Gráficamente podemos hacer unas simulaciones en las que ver cómo se irían relacionando este bienestar con la felicidad. Aquí va el primer caso:

Aquí tenemos una situación en la que el bienestar, línea azul, en un momento dado pasa de un valor 1 a 2. Podría ser, por ejemplo, el caso de un aumento de sueldo que se traduce en un incremento del bienestar. Precisamente en el momento en que se produce el cambio de bienestar, la felicidad, línea roja, muestra un pico muy marcado. Con el paso de los días, el bienestar se mantiene en valores constantes, mientras que la felicidad tiene aún valores distintos de cero, propios de ese periodo de amortiguamiento en que se sigue disfrutando de una sensación de felicidad, hasta que vuelve a valores de felicidad similares a los iniciales.

De igual manera, podemos tener un segundo caso:

Aquí tendríamos la situación opuesta en la que se genera una pérdida de bienestar, en tanto que éste pasa de un valor 2 a 1. Podría ser el caso del accidente o el fallecimiento de un ser querido. En este momento se genera un pico negativo en la felicidad, relacionado con la infelicidad que produciría esa caída en el bienestar. Nuevamente, el bienestar permanece constante después de ese evento, y la sensación de infelicidad se iría mitigando con el paso del tiempo hasta situarse en valores próximos a los iniciales.

(El código para hacer los cálculos y las representaciones gráficas se puede descargar aquí.)

Conclusiones
Pues bien, ésa es mi propuesta de relación entre bienestar y felicidad. Y a partir de ahí podemos sacar un par de conclusiones:

- el bienestar está infravalorado. A mi modo de verlo es la variable clave en este asunto y es la que hay que cuidar. Es una variable que queda de fondo, un tanto plana, pero es la que muy probablemente nos acabe regalando momentos inolvidables.

- la felicidad está sobrevalorada. Viendo lo anterior, la felicidad se produciría en momentos muy puntuales, demasiado efímeros como para depender de ellos. Lo bueno, visto de otra manera, es que la infelicidad pasa, antes o después, pero acaba pasando; es cuestión de agarrarse a todo aquello que nos genera bienestar.

- Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas (Mario Benedetti). Vivimos en un tiempo de respuestas, de coaches que nos dan recetas para la perfecta vida profesional, para que nuestra vida en pareja sea envidiada o para que nuestra espiritualidad nos lleve a cotas inimaginables. Citas de este autor o del otro que nos resuelven dilemas que tal vez ni nos habíamos planteado, pero en torno a los cuales nuestra vida parece tener sentido. Y consejos de todo a 1€ que muestran no haberse enterado de qué va el asunto. Lo que nadie nos desvela es cuáles fueron las preguntas que les condujeron hacia esas respuestas. Y creo firmemente que ahí es donde está la posibilidad real de enriquecernos, de recorrer nuestro propio camino guiado por preguntas a las que damos nuestra propia respuesta, la que nos vale y no la que alguien diseña en modo café para todos. Y si cambian las respuestas, nos da igual, porque nosotros tenemos las nuestras y, además, nos sabemos las preguntas.

Referencias y enlaces externos
- La ecuación matemática de la felicidad
- Estos son los países más felices (e infelices) de todo el planeta
- El hombre que tiene la receta para ser feliz
- El precio físico de la felicidad
- Happiness equation: New equation reveals how other people's fortunes affect our happiness
- The World Happiness Index 2016 just ranked the happiest countries on Earth
- A survey on self-assessed well-being in a cohort of chronic locked-in syndrome patients: happy majority, miserable minority

Un poquito de música para acabar con buen cuerpo. Because I'm happy.....

Francisco Machín.